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la exposición ‘oltre il corpo, l’uomo' (más allá del cuerpo, el hombre) , instalada en el espacio de exposiciones osa (observatorio de los saberes y de las artes), situado en la nueva entrada del hospital universitario de careggi en florencia, tenía como finalidad el valorizar un patrimonio cultural prácticamente desconocido y único en el mundo, y al mismo tiempo uno de los más difíciles de exponer al público: la colección histórica de ceras del museo de anatomía patológica de la universidad de florencia. la obsesión por el cuerpo, de estética esplendorosa y eterna perfección, tan vigente en nuestros días, muestra toda su fragilidad ante una narración creativa y ética que, a través del evento cultural, transmite al público un mensaje de profundo valor social. la exposición nace de una singular mezcla de arte y medicina surgida entre los siglos XVIII y XIX: las ceras reproducen fielmente las consecuencias de patologías muy antiguas, a menudo todavía actuales, en los cuerpos de personas que vivieron hace casi dos siglos. en un espacio rarefacto, un uso eficaz pero discreto de las tecnologías de vanguardia y de las fuentes luminosas atentamente proyectadas por mario nanni, permite la revelación progresiva de la humanidad de las ceras gracias a una sucesión de escenarios y filtros visuales y sensoriales. los autores de las ceras, obras de admirable confección y notable importancia científica, son artistas florentinos procedentes de la gloriosa tradición de la specola. estudiosos e historiadores del arte han llamado recientemente la atención sobre estos hábiles ceroplásticos, figuras a medio camino entre el médico y el artista, en constante contacto con los catedráticos del por entonces imperial y real archi-hospital de santa maria nuova. la instalación y la luz ofrecen un fuerte impacto emotivo al visitante y ofrecen la posibilidad de descubrir gradualmente las obras y su historia a través de las voces del artista, del médico, del restaurador, del crítico de arte, del visitante y de los pacientes. de una atento estudio de documentos de la época emergen testimonios originales sobre las obras expuestas, la vida y las condiciones sociales de los propios pacientes. entre los muchos rostros de cera, destaca el de lorenzo turchini, conocido inventor florentino que, ya ciego, construyó varias máquinas, entre ellas un telégrafo de cuadrante, primer ejemplo de teletipo jamás ideado. el retrato en cera de un niño de año y medio documenta, a su vez, un excepcional caso de hidrocefalia, representando con asombroso realismo los efectos de la enfermedad. la obra expuesta, con el correspondiente esqueleto, se atribuye a luigi calamai y, según el catálogo antiguo del museo, se remonta a 1831. el papel narrativo de la luz en este recorrido expositivo resulta de fundamental importancia: se ha elegido una luz difusa, que desciende desde arriba, de cuerpos iluminantes suspendidos, lineales, más gráficos que decorativos. los cuerpos iluminantes bacchetta magica (varitas mágicas) fluctúan en el espacio como elementos sin implicaciones de un relato en el que los sujetos expuestos ofrecen una dramaticidad narrativa de tanta densidad que la luz adecuada no puede ser en ningún caso teatral, sino científica y reposada.