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gracias al proyecto del estudio español iñaqui carnicero, el antiguo matadero hangar 16 restaurado en madrid se ha convertido en un espacio capaz de acoger distintas actividades de carácter cultural y recreativo, entre ellas exposiciones en que las obras de arte se cuelgan de los ganchos que un tiempo sostenían las carcasas de los animales. lo limitado del presupuesto ha restringido toda la operación de recuperación arquitectónica a solo dos actuaciones. la primera se refiere a las puertas: al modificar su posición se multiplican las opciones funcionales en el área interior. el espacio principal, por dar un ejemplo, puede subdividirse en varios espacios, que permiten así el desarrollo simultáneo de varias actividades. la segunda actuación efectuada por el estudio madrileño consiste en la recuperación de las paredes, liberándolas de los enfoscados, para poner en valor una materia viva, auténtica y dar así vida a una especial atmósfera. estas dos simples ideas contribuyen, por un lado, a reforzar la medida y las proporciones dentro de la estructura, mientras por otro renuevan el carácter del edificio. para no salirse del presupuesto asignado por el ayuntamiento de madrid, la actuación se ha basado en el uso de un solo material y una sola característica estructural. el centro del proyecto es la elección de un sistema de puertas de dos alturas, capaces de girar sobre sí mismas, para así responder a las exigencias de quienes utilizan los espacios. las puertas del antiguo matadero permiten definir un espacio rectangular vacío, neutro, aislado del resto de las salas, donde se pueden presentar instalaciones de vanguardia y proyecciones. la nave se delimita con un doble sistema de amplios portales metálicos: uno inferior que la rodea hasta su potencial cierre completo; uno superior que permite la orientación de la luz según las distintas exigencias. cuando el área central queda abierta, los visitantes tienen una vista perfecta del interior de este viejo edificio, cuyo valor histórico se ha protegido perfectamente. tanto las ventanas como las puertas están dotadas del mismo mecanismo de acero, readaptado para esta actuación. los cierres permiten aislar la estructura del ambiente exterior, oscureciendo al mismo tiempo el interior en ocasión de conciertos y otros eventos. la puerta central gira, constituyéndose así en el elemento que define el umbral del espacio principal. el contraste cromático entre el espacio interno renovado y el edificio en ladrillo pone en valor este contexto discreto y elegante dedicado a los eventos públicos, permitiendo al mismo tiempo que la estructura mantenga su delicada estética industrial. un encuentro entre el pasado y la modernidad es lo que el estudio carnicero ha tenido presente durante toda la fase proyectual, basando sus decisiones en el auténtico tema social del arte: un continuo recorrido entre tiempos, estilos, culturas. los proyectistas españoles han elegido la lanterna massima de Viabizzuno para iluminar el perímetro interno del hangar 16. constituido por una ampolla de cristal soplado templado extraclaro y un cuerpo de lámpara en aluminio pintado pardo, el cuerpo iluminante se integra perfectamente en la estructura, mejorando la percepción del espacio e influyendo positivamente en ella. la forma clásica del elemento transparente evoca la pertenencia del lugar al pasado, mientras el color oscuro del elemento metálico remite instintivamente al elemento contemporáneo aportado por las puertas de acero oscuro. al mismo tiempo, la luz cálida y confortable de este cuerpo iluminante hace todavía más relajante y hospitalaria la visita por parte del público. igualmente cálida, por último, la luz de las lámparas candela di vals, cuerpo iluminante diseñado por el arquitecto peter zumthor, situadas sobre los espejos de los lavabos, al abrigo de las paredes de ladrillo.