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para la construcción del palacio real, embrión del nunca realizado traslado de la capital de nápoles a caserta, el rey carlos de borbón confió en el arquitecto luigi vanvitelli, quien se formó en la escuela del tardo barroco romano. la solución arquitectónica adoptada para la construcción, realizada entre 1752 y 1774, se basa en un bloque edilicio compacto e introverso articulado en cuatro patios subdivididos por los brazos internos dispuestos en cruz. la composición arquitectónica está caracterizada por la galería porticada que atraviesa todo el palacio, conectando la entrada principal, el escalón de honor de acceso al piso real y la entrada al parque, encuadrando prospécticamente el curso de agua que converge hacia el fondo escenográfico de la cascada. desde el escalón principal, a través del vestíbulo del primer piso, se accede a la capilla y a los apartamentos reales. el organismo arquitectónico de la capilla, aún estando encerrado en el volumen unitario del palacio, que no revela su presencia en la composición serial de las fachadas externas, asume la perfección y el aliento de una iglesia independiente, articulada en un aula única de doble orden de columnas, con tribuna, y sobre ella una bóveda de cañón coronada por el ábside semicircular. los apartamentos reales conservan el equilibrio arquitectónico y decorativo asumido durante el periodo de la monarquía borbónica y en el paréntesis del periodo napoleónico, caracterizado por las tres antecámaras que ocupan el brazo central hasta la fachada principal; a la izquierda, por las habitaciones de residencia, completadas en el s. XVIII, y a la derecha, por el ala de representación, que culmina en la sala del trono, completada a lo largo del s. XIX. a las salas principales se unen salas de proporciones menores, las llamadas ‘traseras', originariamente destinadas a funciones de servicio, que, con oportunas intervenciones de restauración y adecuación de las instalaciones, se han destinado a exposiciones autónomas respecto al museo histórico de los apartamentos reales. la iluminación, en el ámbito de la tutela, de la valorización y del uso del patrimonio artístico y arquitectónico, se configura como uno de los puntos clave de la museografía contemporánea. en efecto la iluminación artificial constituye un factor ajeno, en general, al carácter original del bien, que en la mayoría de los casos se remonta a la época anterior a la electricidad, aún permitiendo usar el edificio en horas nocturnas o en condiciones de luz solar desfavorables, con efectos de valorización funcional del bien. así pues, la iluminación artificial del ambiente creada en fase de recuperación de los espacios, debe producir efectos perceptivos lo más parecidos posible a los de la luz natural, utilizando, si puede ser, cuerpos de iluminación ocultos, allí donde no sea posible deberán utilizarse objetos de diseño tecnológico, sin referencia alguna al estilo preexistente. en virtud de estas consideraciones, para la capilla palatina y el vestíbulo superior se ha realizado una instalación que permite obtener una iluminación de fondo lo más próxima posible a la iluminación natural. para tal fin se ha elegido iluminar la bóveda de la nave central de la capilla con los cuerpos de iluminación cornice de Viabizzuno, ubicados en la cornisa, equipados con lámparas de yoduros metálicos de 150 W y con lámparas de vapores de sodio de altísima presión de 100 W. para las bóvedas de cobertura del vestíbulo superior se han utilizado los mismos sistemas de iluminación, cornice, con lámparas de yoduros metálicos de 150 W, apoyados sobre la cornisa en correspondencia de cada pilastra. para los ambientes con frescos (salas del ‘700), se han elegido cuerpos de iluminación de apoyo: los vase, ubicados en las esquinas de las salas, equipadas con lámparas fluorescentes 2x24W, para obtener una iluminación difundida de ambiente. Sin embargo, para una iluminación concentrada finalizada a permitir una mayor legibilidad de obras artísticas o decoraciones parietales, se han utilizado lámparas de tierra notte. todo el proyecto de luz se ha realizado prestando gran atención a los espacios pero también a la valorización de los mismos, utilizando la tecnología moderna y el descubrimiento de la bombilla para dar nueva vida también a aquellos espacios nacidos y creados sólo bajo los efectos de la luz natural.