proyectos | Viabizzuno progettiamo la luce

la luz da una nueva imagen a la plaza martiri del 7 luglio; el proyecto gira en torno al teatro municipal romolo valli, obra del arquitecto modenés cesare costa y considerado uno de los teatros de la ópera del siglo XIX más hermosos y funcionales de italia, junto al cual se encuentran el teatro ariosto, un teatro de fines del siglo XIX, y el teatro la cavallerizza. en los planteamientos proyectuales, la construcción teatral debía volver a ser el fondo escenográfico natural de este espacio urbano, dando un rostro al perímetro inconstante y poco homogéneo de la plaza. un vacío urbano que se usó primero como simple aparcamiento y que ahora, con el proyecto de recalificación, se convierte en espacio para la ciudad, un salón a cielo abierto para los ciudadanos. la plaza se transforma en un ambiente doméstico cuyas paredes son los edificios, que se admiran por su arquitectura, sus colores, donde las obras murales y las pinturas de las fachadas se convierten en enormes cuadros que cobran nueva vida bajo una luz distinta. es una ciudad capaz de comunicar, de emocionar, de hacer participar a las personas, de atraerlas, una ciudad que, haciéndose hospitalaria e interesante, no queda vacía, no cae presa de la desoladora y angustiosa vida nocturna, demasiado a menudo asociada a la criminalidad y al malestar urbano. la plaza está dotada de tecnología wireless, que permite a sus huéspedes navegar en todos sus puntos, zarpando desde los bancos de piedra o desde la base de la fuente, de la escalinata o de los pórticos. esa misma tecnología permite la gestión de la iluminación de la plaza por parte de la administración pública; en efecto, se ha puesto en marcha un proyecto de luz compositiva, capaz de modificarse, adecuarse a los distintos momentos de la vida social y urbana, creando efectos escenográficos, narrativos, funcionales o de acompañamiento. trabajando en sincronía con el proyecto de recalificación urbana y arquitectónica del espacio, la iluminación se integra con los edificios y la decoración para revelarse únicamente en sus efectos de luz, a veces difusa, a veces puntual y escenográfica, siempre dedicada a subrayar los detalles, los recorridos, las viejas presencias que se observan con otros ojos. los cuerpos iluminantes utilizados son en parte técnicos, en parte decorativos, pero siempre destinados a valorizar la intervención arquitectónica: los nuevos bancos son luminosos y musicales, la sustitución de la vieja fuente que miraba al teatro lleva a la creación de una lámina de agua de 2 cm de altura, a ras de tierra, iluminada con led, el cuerpo iluminante ‘luna nascente' emerge silencioso de los techos de los edificios para apuntar su luz hacia los detalles del trayecto urbano, faroles decorativos (‘lanterna massima') que evocan el sabor art-decò visten la plaza y cuerpos iluminantes de suelo (‘reggiolo'), estudiados con particulares ópticas de reflexión de la luz, iluminan las zonas de asiento sin deslumbrar. la selección busca siempre crear un efecto mesurado y personalizado con respecto a las exigencias específicas del lugar y ha llevado a diseñar nuevos cuerpos iluminantes estudiados conforme a las exigencias del proyecto, considerando también el uso del color de la luz como elemento enriquecedor del espacio público. la ‘lanterna massima', diseñada ad hoc para esta intervención, se inspira en la magia de la luz de los viejos faroles ciudadanos, que no sólo iluminaban, sino que al mismo tiempo eran elemento de mobiliario urbano; el tentativo no consiste en una copia nostálgica de un viejo e importante elemento del mobiliario urbano, sino en un intento de diseñarlo nuevamente. el nuevo farol urbano ofrece el sabor de la iluminación de otras épocas, cálida, delicada, doméstica, pero está dotado también de una fuente luminosa que permite una mayor eficiencia y da vida así a un consumo menor frente a una iluminación más intensa a lo largo del trayecto. el farol se convierte en un elemento iluminante, respetuoso, que, colgado bajo los pórticos de la via emilia se concentra, no en los escaparates de las tiendas, sino en los pasos y en la arquitectura, mientras en los trayectos inmediatos a los muros se adhiere a las fachadas y aporta dulzura, suavidad y acogedor agrado al caminar nocturno. la mirada se educa en la observación: la luz nocturna actúa como medio para percibir los objetos que desaparecen en la cotidiana luz del sol, que están pero no se notan. la fachada del teatro se ilumina con un ritmo heterogéneo pero armónico de trazos que resaltan las cavidades, marcan las sombras, hacen surgir las pilastras. la luz se enciende allí donde se apoya la mirada: ya no se trata de la enajenación constante de la luz, limitada únicamente a la calle y concebida como luz de seguridad, sino la proyección de una luz-narrativa, que acompaña, tranquiliza, pero invita también a detenerse. la oscuridad adquiere una valencia positiva, se transforma en un momento de pausa, de recogida, y se identifica con una dulce penumbra, no con la oscuridad que asusta. así, los bancos se han pensado con una luz de reflejo que emerge de su unión al suelo, de modo que parecen suspendidos; no se trata de una línea de luz continua, sino de segmentos luminosos que permiten a cada uno elegir donde sentarse según la cantidad de luz que se desea: la de las zonas más íntimas o la de las zonas más iluminadas. esa misma luz puede gestionarse de manera que esté en sincronía cromática con la de la fuente, y se ha proyectado de manera que cuando llueve adquiera un tono azul… otro pretexto para poner en relación la ciudad y sus ciudadanos, la luz y el relato urbano del que se hace protagonista. se trata de diseño, pero también de diálogo, y no sólo diálogo entre las partes, entre los objetos arquitectónicos, entre los espacios, entre las preexistencias y las nuevas soluciones, sino también de diálogo y colaboración entre un equipo de diseñadores y una administración que se ha mostrado particularmente sensible, atenta… iluminada.